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  • Source: Campus Sanofi

¿Qué es la anemia?

¿Qué es la anemia? 

La fatiga persistente, la falta de aire al subir escaleras y esa sensación constante de no tener energía suficiente son síntomas que millones de personas atribuyen al estrés o al ritmo de vida acelerado. Sin embargo, estas manifestaciones pueden indicar anemia, la condición hematológica más común a nivel mundial. 

La anemia afecta a aproximadamente dos mil millones de personas globalmente, según la Organización Mundial de la Salud. A pesar de su alta prevalencia, muchos casos permanecen sin diagnosticar durante años porque sus síntomas se desarrollan gradualmente y se normalizan como parte de la vida cotidiana. 

Comprendiendo la fisiopatología de la anemia 

La anemia no es una enfermedad por sí misma, sino una manifestación de que algo está afectando la capacidad de la sangre para transportar oxígeno adecuadamente. Se define como una disminución en la concentración de hemoglobina o en el número de glóbulos rojos circulantes por debajo de los valores normales para edad y sexo. 

Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, una proteína especializada que se une al oxígeno en los pulmones y lo transporta a todos los tejidos del cuerpo. Cuando hay deficiencia de glóbulos rojos funcionales, los tejidos reciben menos oxígeno del necesario, resultando en los síntomas característicos de la anemia. 

Esta condición puede desarrollarse por tres mecanismos principales: producción insuficiente de glóbulos rojos en la médula ósea, destrucción acelerada de estas células, o pérdida de sangre que excede la capacidad de producción del organismo. 

Las causas principales que requieren identificación 

Las causas de la anemia son múltiples y su identificación correcta es fundamental para el tratamiento apropiado. El abordaje diagnóstico debe ir más allá de confirmar la presencia de anemia; debe determinar su origen específico. 

  • La deficiencia de hierro representa aproximadamente el 50% de todos los casos de anemia a nivel mundial. El hierro es un componente esencial de la hemoglobina, y su carencia resulta en glóbulos rojos microcíticos (pequeños) e hipocrómicos (pálidos). Las causas de deficiencia férrica incluyen ingesta dietética inadecuada, malabsorción intestinal, y pérdida crónica de sangre. 

Es crucial investigar la fuente de pérdida de hierro, particularmente en casos donde la ingesta dietética parece adecuada. El sangrado gastrointestinal oculto, causado por úlceras, pólipos o neoplasias, puede progresar silenciosamente durante meses manifestándose únicamente como anemia. 

  • Las deficiencias de vitamina B12 y ácido fólico causan anemia megaloblástica, caracterizada por glóbulos rojos anormalmente grandes e inmaduros. La vitamina B12 se encuentra exclusivamente en productos de origen animal, haciendo a las personas con dietas vegetarianas estrictas particularmente vulnerables. La deficiencia de folato puede resultar de ingesta inadecuada, malabsorción o aumento en los requerimientos durante el embarazo. 
  • Las enfermedades crónicas como insuficiencia renal, neoplasias, infecciones crónicas y condiciones autoinmunes frecuentemente causan anemia a través de mecanismos complejos que incluyen inflamación sistémica, alteración en el metabolismo del hierro, y supresión de la eritropoyesis. 

Manifestaciones clínicas características 

Los síntomas de la anemia varían en severidad según el grado de reducción de hemoglobina y la velocidad de su desarrollo. La anemia de instauración gradual permite mecanismos compensatorios que pueden enmascarar síntomas hasta que la deficiencia se vuelve significativa. 

La fatiga es la manifestación más común y frecuentemente la primera en aparecer. Se caracteriza por sensación de cansancio desproporcionado al esfuerzo realizado, que no mejora con descanso adecuado. Esta fatiga interfiere con actividades diarias y reduce significativamente la calidad de vida. 

La palidez cutánea y de mucosas es un signo clásico observable particularmente en conjuntivas oculares, lechos ungueales y palmas de las manos. La reducción de hemoglobina disminuye el característico color rosado de estos tejidos. 

La disnea de esfuerzo, o dificultad respiratoria al realizar actividades físicas, ocurre porque el organismo intenta compensar la reducción en el transporte de oxígeno aumentando la frecuencia respiratoria y cardiaca. Actividades previamente toleradas sin dificultad pueden volverse agotadoras. 

Otras manifestaciones importantes incluyen: 

  • Mareos o presíncope, especialmente con cambios posturales 
  • Cefalea persistente 
  • Extremidades frías por vasoconstricción compensatoria 
  • Taquicardia y palpitaciones 
  • Alteraciones ungueales como coiloniquia (uñas en forma de cuchara) 
  • Pica: antojos inusuales de hielo, tierra o almidón 

Este último síntoma, aunque peculiar, es altamente sugestivo de deficiencia severa de hierro y merece evaluación inmediata. 

Evaluación diagnóstica y valores de referencia 

El diagnóstico de anemia comienza con un hemograma completo que evalúa hemoglobina, hematocrito y parámetros de glóbulos rojos. Los valores normales de hemoglobina son aproximadamente 13.5-17.5 g/dL en hombres y 12-15.5 g/dL en mujeres, aunque pueden variar ligeramente según el laboratorio. 

Sin embargo, el diagnóstico completo requiere identificar el tipo específico de anemia. Los índices eritrocitarios proporcionan información crucial: 

El volumen corpuscular medio (VCM) clasifica la anemia como microcítica (VCM bajo, típico de deficiencia de hierro), normocítica (VCM normal, común en anemia de enfermedad crónica), o macrocítica (VCM elevado, característico de deficiencias de B12 o folato). 

Los estudios complementarios incluyen ferritina sérica para evaluar reservas de hierro, niveles de vitamina B12 y folato, y en casos seleccionados, estudios más especializados según la sospecha clínica. 

Abordaje terapéutico individualizado 

El tratamiento de la anemia debe dirigirse a la causa subyacente, no simplemente a normalizar los valores de hemoglobina. Un enfoque sintomático sin abordar el origen puede enmascarar condiciones serias. 

La anemia ferropénica requiere suplementación con hierro oral, típicamente en dosis de 150-200 mg de hierro elemental diario. La absorción mejora tomándolo con vitamina C y alejado de productos lácteos o té. La respuesta al tratamiento debe evaluarse con análisis de control después de 4-6 semanas. 

Las deficiencias de vitamina B12 pueden requerir administración intramuscular en casos de malabsorción. La suplementación de ácido fólico es especialmente importante en mujeres embarazadas o que planean embarazo. 

Cuando la anemia resulta de enfermedades crónicas, el manejo de la condición subyacente es prioritario. En casos seleccionados, agentes estimulantes de eritropoyesis pueden ser apropiados bajo supervisión especializada. 

Preguntas frecuentes 

¿La anemia siempre causa síntomas? 

No necesariamente. La anemia leve o de desarrollo gradual puede no producir síntomas obvios inicialmente. Los mecanismos compensatorios del cuerpo pueden enmascarar deficiencias moderadas durante períodos prolongados. 

¿Los suplementos de hierro son seguros para todos? 

Los suplementos de hierro deben tomarse solo cuando hay deficiencia documentada. El exceso de hierro puede ser tóxico y acumularse en órganos. La suplementación indiscriminada sin evaluación médica no es recomendable. 

¿Cuánto tiempo toma recuperarse de la anemia? 

Depende de la causa y severidad. La anemia ferropénica típicamente muestra mejoría sintomática en 2-3 semanas, aunque normalizar reservas de hierro puede tomar 3-6 meses. Otras causas tienen cronologías diferentes. 

 

Referencias 

Camaschella C. Iron-deficiency anemia. New England Journal of Medicine. 2015;372(19):1832-1843. 

World Health Organization. Anaemia. Global Health Observatory data. 2023. 

Kassebaum NJ, Jasrasaria R, Naghavi M, et al. A systematic analysis of global anemia burden from 1990 to 2010. Blood. 2014;123(5):615-624. 

Lopez A, Cacoub P, Macdougall IC, Peyrin-Biroulet L. Iron deficiency anaemia. Lancet. 2016;387(10021):907-916.