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Síntomas de la esclerosis múltiple

Evidentemente, experimentar síntomas neurológicos inexplicables genera preocupación e incertidumbre. Tal vez has notado cambios en tu visión, sensaciones extrañas en tus extremidades o una fatiga que no desaparece con el descanso. Estos síntomas pueden aparecer súbitamente o desarrollarse de forma gradual, y comprender qué significan es el primer paso hacia un diagnóstico adecuado. 

Los síntomas de la esclerosis múltiple varían considerablemente de una persona a otra, haciendo que el proceso diagnóstico sea complejo. No existe un patrón único de presentación, y esta variabilidad es una de las características que define la condición. Reconocer las manifestaciones más comunes te permitirá comunicarte mejor con tu equipo médico y tomar decisiones informadas sobre tu salud. 

En este artículo exploraremos las principales manifestaciones clínicas, explicando por qué ocurren, cómo se presentan y cuándo buscar evaluación médica. Aquí encontrarás información médica rigurosa para ayudarte a comprender esta compleja condición neurológica. 

El mecanismo detrás de los síntomas 

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune crónica del sistema nervioso central. Para entender los síntomas, necesitamos primero comprender qué sucede a nivel neurológico cuando se desarrolla esta condición. 

Tu sistema inmunológico, diseñado para protegerte de infecciones, comienza a atacar la mielina. Esta sustancia lipídica recubre y protege las fibras nerviosas, funcionando como el aislamiento de un cable eléctrico. Permite que los impulsos nerviosos se transmitan rápida y eficientemente entre el cerebro, la médula espinal y el resto del cuerpo. 

Cuando la mielina se daña, las señales nerviosas se ralentizan, distorsionan o interrumpen completamente. La gravedad y tipo de síntomas dependen directamente de qué nervios están afectados y cuán extenso es el daño. Por esto, dos personas con la misma enfermedad pueden tener experiencias totalmente diferentes. 

El proceso de desmielinización también afecta los axones, las fibras nerviosas mismas. Con el tiempo, este daño puede volverse permanente, explicando por qué algunos síntomas persisten incluso después de que la inflamación aguda se resuelve. Las áreas dañadas forman tejido cicatricial o "placas", de ahí el nombre "esclerosis" (endurecimiento) "múltiple" (muchas áreas afectadas). 

Primera señal: Problemas visuales 

Los problemas de visión representan una de las primeras manifestaciones en aproximadamente el 25% de los casos. La neuritis óptica, inflamación del nervio óptico, es particularmente común y puede servir como señal de alerta temprana. 

Esta manifestación suele presentarse de forma aguda y alarmante por su aparición súbita. La visión puede volverse borrosa en cuestión de horas o días, afectando típicamente un solo ojo. El dolor ocular es característico y empeora con el movimiento de los ojos, especialmente al mirar hacia los lados. Este dolor puede preceder a los cambios visuales por varios días. 

La pérdida de agudeza visual varía en severidad. Algunas personas experimentan solo un ligero desenfoque, mientras que otras pierden significativamente la visión central, haciendo difícil leer o reconocer rostros. La visión periférica generalmente se mantiene mejor preservada. 

Otro signo distintivo es la alteración en la percepción del color, particularmente del rojo, que puede aparecer desaturado o muy tenue. Esta desaturación es tan característica que los neurólogos específicamente evalúan la percepción cromática durante el examen. 

Las manifestaciones visuales más comunes incluyen: 

  • Visión borrosa o pérdida de claridad en uno o ambos ojos 
  • Dolor ocular que empeora con el movimiento 
  • Desaturación de colores, especialmente tonos rojos 
  • Puntos ciegos en el campo visual 
  • Visión doble en casos más complejos 

La evolución de la neuritis óptica es generalmente favorable. Con o sin tratamiento, la mayoría experimenta recuperación significativa en semanas o meses. Sin embargo, algunos notan una disminución sutil persistente en la calidad visual o percepción del contraste, incluso después de la recuperación aparente. 

Debilidad muscular y problemas de coordinación 

Las alteraciones motoras pueden desarrollarse gradualmente o aparecer de forma abrupta durante un brote. Estos síntomas resultan de la interrupción en las vías nerviosas que controlan el movimiento muscular voluntario y el equilibrio. 

La debilidad muscular es una de las manifestaciones más comunes y limitantes. Puede afectar una extremidad, un lado del cuerpo o múltiples áreas simultáneamente. No es simplemente fatiga; es realmente una incapacidad de los músculos para generar fuerza en respuesta a las señales cerebrales. Las piernas se ven afectadas con mayor frecuencia que los brazos, impactando significativamente la movilidad. 

La espasticidad añade complejidad. Los músculos se tensan y contraen involuntariamente, creando rigidez que puede ser dolorosa y limitar el rango de movimiento. Esta rigidez muscular tiende a empeorar durante la noche, después de períodos prolongados sin movimiento, o cuando la temperatura corporal aumenta. 

Los problemas de equilibrio y coordinación resultan de la afectación de las vías que conectan el cerebro con el cerebelo, región responsable de coordinar movimientos. Esto se manifiesta como inestabilidad al caminar, dificultad para realizar movimientos precisos, o una marcha atáxica donde los pasos son irregulares y descoordinados. 

Los temblores varían en severidad. Algunos son apenas perceptibles, mientras que otros interfieren significativamente con actividades que requieren precisión como escribir, comer o manejar objetos pequeños. El temblor intencional, que aparece o empeora al intentar un movimiento dirigido, es particularmente característico de esta condición. 

La marcha se ve frecuentemente comprometida por la combinación de debilidad, espasticidad y problemas de equilibrio. Puede desarrollarse un patrón característico donde los pies se arrastran o los pasos se vuelven cortos y cautelosos. La fatiga exacerba estos problemas, haciendo que caminar distancias antes manejables se vuelva progresivamente más difícil. 

Alteraciones sensoriales: cuando las sensaciones cambian 

Las alteraciones sensoriales representan uno de los grupos de síntomas más comunes, afectando a más del 80% de las personas en algún momento. Estas alteraciones ocurren cuando las vías nerviosas que transmiten información sensorial se ven comprometidas por la desmielinización. 

El hormigueo y entumecimiento son las sensaciones anormales más frecuentemente reportadas. Pueden comenzar en los dedos de manos o pies y extenderse gradualmente hacia arriba por las extremidades. Esta sensación de "alfileres y agujas" puede ser constante o intermitente, leve o lo suficientemente intensa para interferir con actividades diarias. 

El entumecimiento puede hacer difícil distinguir temperaturas, detectar texturas de objetos o saber exactamente dónde están las extremidades en el espacio sin mirarlas. Esta pérdida de sensibilidad propioceptiva aumenta el riesgo de lesiones, ya que es posible no darse cuenta de cortes, quemaduras o posiciones corporales peligrosas. 

El fenómeno de Lhermitte es particularmente característico. Consiste en una sensación eléctrica breve que viaja desde la nuca hacia abajo por la columna cuando se flexiona el cuello hacia adelante. Aunque puede ser desconcertante, generalmente no es doloroso y su presencia es tan sugestiva que los neurólogos específicamente preguntan por este síntoma durante la evaluación. 

El dolor neuropático representa un desafío significativo. A diferencia del dolor causado por lesión o inflamación tisular, este surge directamente del daño nervioso. Puede manifestarse como quemazón, punzadas eléctricas agudas, o presión constante y profunda. Este tipo de dolor no responde bien a analgésicos convencionales y requiere medicamentos específicos. 

La disestesia, una sensación desagradable en respuesta a estímulos normales, puede hacer que el tacto ligero se sienta doloroso o que la ropa contra la piel resulte irritante. Algunas personas describen sensaciones de quemazón o picazón intensa sin causa externa identificable. 

Fatiga: el síntoma invisible más debilitante 

La fatiga merece atención especial por su prevalencia y su impacto devastador en la calidad de vida. Aproximadamente el 80% de las personas con esclerosis múltiple experimentan fatiga significativa, y para muchos es el síntoma más debilitante. 

Esta fatiga es cualitativamente diferente del cansancio normal. Es un agotamiento profundo y abrumador que aparece sin previo aviso y sin causa proporcional. Puede golpear súbitamente, incluso después de una noche completa de sueño, haciendo que actividades simples parezcan monumentales. No hay correlación directa entre el nivel de actividad y la severidad de la fatiga. 

El calor empeora significativamente este síntoma. Un día cálido, un baño caliente, el ejercicio o incluso una comida caliente pueden desencadenarla o empeorarla. Esta sensibilidad al calor, conocida como fenómeno de Uhthoff, requiere planificación constante de actividades considerando la temperatura ambiente. 

La fatiga tiene dos componentes principales. La fatiga primaria resulta directamente de la desmielinización y el daño neurológico, mientras que la fatiga secundaria surge de otros factores como sueño interrumpido debido a espasticidad nocturna, dolor o necesidad frecuente de orinar. 

Este síntoma tiene impacto significativo en el funcionamiento cognitivo. Cuando la fatiga es intensa, el procesamiento mental se vuelve más lento, la concentración disminuye, y las palabras pueden escaparse. La memoria a corto plazo se ve particularmente afectada, haciendo difícil retener nueva información o recordar detalles recientes. 

Lo que hace este síntoma particularmente frustrante es su invisibilidad. Puedes lucir perfectamente bien desde afuera mientras por dentro luchas contra un agotamiento que nadie más puede ver o comprender completamente. 

Cambios cognitivos: más allá de la memoria 

Los cambios cognitivos afectan aproximadamente al 50-65% de las personas, aunque a menudo son menos reconocidos que los síntomas físicos. Estas alteraciones pueden ser sutiles en etapas tempranas pero pueden afectar significativamente la capacidad para trabajar, estudiar y manejar responsabilidades diarias. 

El procesamiento de información más lento es uno de los cambios más comunes. Las tareas mentales que antes se realizaban automáticamente ahora requieren más esfuerzo y tiempo. Seguir conversaciones rápidas, leer textos complejos o realizar cálculos mentales puede volverse más desafiante. 

La memoria de trabajo y la memoria a corto plazo son particularmente vulnerables. Recordar listas de compras, seguir instrucciones de varios pasos o mantener múltiples piezas de información simultáneamente puede ser difícil. Es común olvidar por qué se entró a una habitación o perder el hilo de una conversación. 

Áreas cognitivas frecuentemente afectadas: 

  • Velocidad de procesamiento de información 
  • Memoria a corto plazo y memoria de trabajo 
  • Atención sostenida y concentración 
  • Función ejecutiva (planificación, organización, resolución de problemas) 
  • Fluidez verbal y capacidad para encontrar palabras 

La función ejecutiva, que incluye planificación, organización, resolución de problemas y multitarea, puede verse comprometida. Organizar el día, priorizar tareas o cambiar flexiblemente entre diferentes actividades puede requerir esfuerzo consciente adicional. 

Estos cambios cognitivos no son demencia. La inteligencia general y el conocimiento adquirido generalmente se mantienen intactos. El problema radica principalmente en la velocidad y eficiencia con la que se procesa y accede a la información, no en la pérdida de capacidades intelectuales fundamentales. 

Disfunción vesical, intestinal y sexual 

Estos síntomas son extremadamente comunes, afectando hasta al 80% de las personas en algún momento de la enfermedad. A pesar de su prevalencia, son los menos discutidos debido a la vergüenza o incomodidad asociada. 

La disfunción vesical se manifiesta de diversas formas. La urgencia urinaria, donde surge una necesidad repentina e intensa de orinar, es particularmente común y puede llevar a incontinencia si no hay acceso inmediato a un baño. La frecuencia urinaria, especialmente nocturna, interrumpe significativamente el sueño. Algunas personas experimentan dificultad para vaciar completamente la vejiga, aumentando el riesgo de infecciones del tracto urinario. 

Los problemas intestinales incluyen estreñimiento, muy común y resultante de múltiples factores incluyendo movilidad reducida, ciertos medicamentos y disfunción nerviosa. La incontinencia fecal, aunque menos común, puede ocurrir y es particularmente angustiante. 

La disfunción sexual es otro síntoma significativo pero infradiagnosticado. Puede incluir disminución de la libido, dificultades con la excitación, problemas para alcanzar el orgasmo, o disfunción eréctil. Estos problemas surgen tanto de causas físicas directas (daño nervioso) como de factores psicológicos relacionados con vivir con una enfermedad crónica. 

Es fundamental discutir estos síntomas abiertamente con el equipo médico. Existen múltiples estrategias de manejo y tratamientos que pueden mejorar significativamente estos aspectos de la calidad de vida, pero solo pueden implementarse si se comunican los problemas. 

Fenómeno de Uhthoff: Sensibilidad extrema al calor 

La sensibilidad al calor es tan distintiva que merece atención especial. Aproximadamente el 60-80% experimentan empeoramiento temporal de síntomas cuando su temperatura corporal aumenta. 

Este fenómeno puede ser desencadenado por múltiples fuentes: clima cálido y húmedo, ejercicio físico, fiebre, baños calientes, comidas muy calientes, o incluso emociones intensas. El aumento de temperatura, incluso pequeño, puede ralentizar aún más la conducción de señales a través de nervios ya desmielinizados. 

Los síntomas que empeoran con el calor varían entre individuos pero típicamente reflejan empeoramiento de síntomas existentes. La debilidad muscular puede intensificarse, la visión volverse más borrosa, el equilibrio empeorar, y la fatiga volverse abrumadora. Este empeoramiento puede ser tan dramático que algunos lo confunden con un brote verdadero. 

La distinción crucial es que el fenómeno de Uhthoff es completamente reversible. Una vez que la temperatura corporal regresa a la normalidad, los síntomas típicamente vuelven a su nivel base. Este empeoramiento temporal no indica nueva actividad de la enfermedad ni progresión, aunque puede ser igualmente limitante. 

Esta sensibilidad requiere ajustes en el estilo de vida. Mantener ambientes frescos, usar chalecos o pañuelos de enfriamiento, tomar duchas tibias en lugar de calientes, y planificar actividades para horas más frescas pueden minimizar el impacto. 

Tipos de esclerosis múltiple y sus patrones 

Entender los diferentes tipos de esclerosis múltiple es fundamental porque cada uno presenta un patrón distinto de aparición y progresión, influyendo en el pronóstico y las opciones de tratamiento. 

La esclerosis múltiple recurrente-remitente es la forma más común, representando aproximadamente el 85% de los casos al diagnóstico inicial. Se caracteriza por brotes o recaídas claramente definidos donde nuevos síntomas aparecen o los existentes empeoran significativamente. Estos episodios están seguidos por períodos de recuperación parcial o completa llamados remisiones. Entre brotes, la enfermedad permanece relativamente estable sin progresión aparente. 

La duración y severidad de los brotes varían considerablemente. Algunos duran días mientras que otros persisten por semanas o meses. La recuperación también es variable; algunas personas recuperan completamente la función, mientras que otras pueden quedar con déficits residuales después de cada brote. 

Con el tiempo, aproximadamente el 50% de las personas con la forma recurrente-remitente eventualmente desarrollan esclerosis múltiple secundaria progresiva. En esta fase, la enfermedad comienza a progresar de manera más continua, con o sin brotes ocasionales. Los síntomas empeoran gradualmente en lugar de presentar los altibajos característicos de la fase recurrente-remitente. Esta transición puede suceder años o décadas después del diagnóstico inicial. 

La esclerosis múltiple primaria progresiva representa aproximadamente el 10-15% de los casos. Desde el inicio, los síntomas empeoran gradualmente sin brotes o remisiones distintas. Típicamente comienza con problemas de movilidad y progresa de manera más constante que otras formas. Esta variante tiende a afectar a personas mayores y presenta desafíos únicos tanto en diagnóstico como en tratamiento. 

La forma menos común, esclerosis múltiple progresiva recurrente, combina características de progresión constante con brotes agudos ocasionales. La enfermedad progresa desde el inicio, pero también presenta exacerbaciones agudas claramente definidas. 

Cuándo buscar atención médica 

Hay momentos en que los síntomas requieren atención inmediata. Reconocer estas situaciones puede marcar una diferencia significativa en tu resultado a largo plazo. 

Si experimentas pérdida súbita y severa de la visión, especialmente con dolor, no esperes. Este puede ser el primer signo de un brote importante que requiere tratamiento inmediato. Lo mismo aplica si desarrollas debilidad repentina que impide mover una extremidad, o si tu capacidad para hablar o entender el lenguaje se ve repentinamente comprometida. 

Situaciones que requieren evaluación urgente: 

  • Pérdida súbita de visión en uno o ambos ojos 
  • Debilidad severa que impide el movimiento de extremidades 
  • Dificultad repentina para hablar o entender el lenguaje 
  • Problemas graves de equilibrio que aparecen abruptamente 
  • Dificultad para respirar o tragar 
  • Dolor intenso que no responde a medicamentos habituales 

La dificultad para respirar o tragar también merece evaluación urgente, ya que puede indicar afectación de nervios críticos que controlan funciones vitales. El dolor intenso que no responde a medicamentos habituales o la pérdida súbita del control de vejiga e intestinos también son situaciones que requieren atención médica inmediata. 

Más allá de estas emergencias, cualquier síntoma nuevo o empeoramiento significativo de síntomas existentes merece conversación con tu neurólogo. Los brotes tempranos tratados apropiadamente pueden tener mejores resultados de recuperación que aquellos que se dejan sin tratar durante mucho tiempo. 

Preguntas frecuentes 

¿Todos estos síntomas aparecerán en mí? 

Es muy poco probable. Cada persona experimenta la enfermedad de manera diferente. Algunos experimentan solo unos pocos síntomas durante toda su vida, mientras que otros pueden experimentar una gama más amplia. La ubicación de las lesiones en tu sistema nervioso central determina qué síntomas experimentarás, y esto varía enormemente entre individuos. 

¿Los síntomas siempre significan que mi enfermedad está empeorando? 

No necesariamente. Es importante distinguir entre síntomas causados por brotes (nueva actividad de la enfermedad) y síntomas existentes que empeoran temporalmente debido a factores como calor, estrés, fatiga o infecciones. Muchos empeoramientos temporales no indican progresión. Sin embargo, cualquier síntoma nuevo o empeoramiento persistente debe ser evaluado por tu neurólogo. 

¿Puedo hacer algo para prevenir nuevos síntomas? 

Mientras no puedes controlar completamente el curso de la enfermedad, hay muchas cosas dentro de tu control. Tomar tu medicación modificadora según indicaciones puede reducir significativamente la frecuencia y severidad de los brotes. Mantener un estilo de vida saludable, manejar el estrés, dormir lo suficiente, evitar el tabaco y tratar infecciones prontamente también pueden ayudar. 

¿Cómo explico mis síntomas "invisibles" a las personas en mi vida? 

Esta es una de las luchas más comunes. La fatiga, el dolor nervioso, los problemas cognitivos y muchos otros síntomas no son visibles para los demás. La comunicación honesta y directa ayuda. Comparte recursos educativos con tus seres queridos, explica cómo se sienten específicamente tus síntomas y sé específico sobre qué tipo de apoyo necesitas. 

¿Los síntomas emocionales son parte real de la enfermedad? 

Absolutamente. La depresión, ansiedad y cambios de humor pueden ser efectos directos de los cambios cerebrales causados por la enfermedad, no solo reacciones psicológicas. La enfermedad puede afectar áreas del cerebro involucradas en la regulación emocional. Ambos aspectos merecen atención y tratamiento. No dudes en buscar apoyo psicológico profesional. 

 

Referencias 

National Multiple Sclerosis Society. Síntomas y diagnóstico de la esclerosis múltiple. Disponible en: https://www.nationalmssociety.org 

Organización Mundial de la Salud. Esclerosis múltiple: Información general y datos clave. 2023. 

Compston A, Coles A. Multiple sclerosis. The Lancet. 2008;372(9648):1502-1517. 

Reich DS, Lucchinetti CF, Calabresi PA. Multiple Sclerosis. New England Journal of Medicine. 2018;378(2):169-180. 

National Institute of Neurological Disorders and Stroke. Multiple Sclerosis: Hope Through Research. 2024.