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Enfermedades de Depósito Lisosomal

A comienzos del siglo XIX (1810) William Wollaston describe lo que luego fue el primer error innato del metabolismo, la cistinuria. Pero no fue hasta 1908 cuando Sir Archibald Garrod los nombra e intuye la causa: un bloqueo metabólico podía ser el defecto primario determinante de las alteraciones observadas en estos trastornos.

50 años después el desarrollo de nuevas tecnologías incrementó progresivamente la capacidad de detectar nuevos errores innatos del metabolismo y analizar sus consecuencias metabólicas. El desarrollo de la tecnología del ADN permitió luego, comprender cómo se alteran la síntesis, la modificación postraduccional, el procesamiento y la localización de numerosos productos genéticos clínicamente relevantes y las consecuencias para el individuo.

Los errores innatos del metabolismo o enfermedades metabólicas hereditarias se definen como trastornos bioquímicos determinados genéticamente en la estructura y/o función de las moléculas proteicas. Un capítulo importante dentro de los errores innatos del metabolismo lo constituyen las llamadas Enfermedades Lisosomales.

Las enfermedades de depósito lisosomal (EDL) son trastornos genéticamente determinados que se originan como consecuencia de alteraciones en la síntesis o función de una enzima (hidrolasa) lisosomal, o bien de una proteína necesaria para la biogénesis o el normal funcionamiento de los lisosomas. Los lisosomas, organelas intracelulares descriptos por C De Duve a mediados del siglo XX, contienen la mayoría de las hidrolasas ácidas encargadas de la degradación de las macromoléculas (proteínas, hidratos de carbono complejos, ácidos nucleicos, lípidos, sulfatos y fosfatos).

Los productos resultantes son reutilizados por la célula o bien eliminados del organismo. La ausencia o pérdida de la función de una enzima a lo largo de la vía catabólica, origina la acumulación de un producto metabólico intermedio. En la década de los 70 Hers establece la relación existente entre los lisosomas y las enfermedades de almacenamiento al demostrar que el déficit de la enzima maltasa ácida (á-glucosidasa) provocaba la acumulación de glucógeno en el interior de los lisosomas, en los pacientes que padecían la enfermedad de Pompe (Glucogenosis Tipo II).

En la mayoría de los casos estas enfermedades son causadas por deficiencia de una hidrolasa lisosomal (o de una subunidad de la enzima) implicada en la degradación de macromoléculas, pero también puede ser por la deficiencia de una proteína activadora de la enzima o de un trasportador de la membrana lisosomal encargada de facilitar la salida de pequeñas moléculas hacia el exterior del organelo.

Para su descripción se acostumbra convencionalmente a agrupar las enfermedades lisosomales bajo los nombres químicos de los sustratos no degradados que se acumulan: lipidosismucopolisacaridosis y glucoproteinosis.

Se transmiten con herencia autosómica recesiva, excepto 2 de ellas que están ligadas al cromosoma X (enfermedad de Hunter y enfermedad de Fabry). 

Hasta el presente se han descrito más de 50 tipos de enfermedades por almacenamiento lisosomal.

Su incidencia global no se conoce con exactitud, pero en cualquier caso las frecuencias individuales estimadas son bajas (aproximadamente 1 a 4/100 000 nacimientos), por ejemplo, 1/24 000: síndrome de Sanfilippo, 1/100 000: síndrome de Hunter y de Hurler. Debemos señalar que algunas de estas enfermedades prevalecen en determinadas poblaciones como la enfermedad de Gaucher y la enfermedad de Tay Sachs en los judios ashkenasis (con una incidencia 1/ 6000 y 1/2 500 respectivamente)

Los cuadros clínicos están determinados por la distribución del acúmulo en los tejidos, que a su vez es función de la localización fisiológica del sustrato implicado: sistema nervioso, órganos viscerales, tejido conjuntivo, etc.

La acumulación del sustrato en los lisosomas comienza en el período fetal, pero muchas enfermedades no darán manifestacionesclínicas hasta el primer año de vida, y en otros casos los signos y síntomas se presentarán tardíamente dando lugar a las formas juveniles y adultas de estas enfermedades.

En todas estas enfermedades la acumulación de los materiales no degradados conlleva a la interrupción de las funciones celulares y orgánicas, y ocasiona la amplia gama designos y síntomas clínicos que estas entidades presentan, manifestaciones que por otra parte son progresiva scon desarrollo de discapacidad y desenlace fatal precoz en la mayoría de los pacientes.

La correlación entre la alteración genotípica y su expresión fenotípica es, en general, complejay el carácter recesivo de la mayoría de ellas aumenta su heterogeneidad, pues ambos alelos pueden ser portadores de mutaciones distintas que convierten al paciente en un compuesto genético. Frecuentemente estas enfermedades despliegan un amplio espectro de presentación clínica y sólo

en algunas de ellas es posible relacionar las mutaciones del gen estructural con los diversos grados de severidad del trastorno metabólico.

El análisis bioquímico constituye la base del diagnóstico de estas enfermedades, en la actualidad la disponibilidad de la técnica de la Gota de Sangre Seca permite agilidad y accesibilidad en el diagnóstico.

Hay que entender que el punto de partida de cualquier investigación es la hipótesis diagnóstica formulada sobre la base de los signos y síntomas clínicos de alarma, y el médico ha de saber reconocerlas y tomar la decisión de cuáles son los pacientes que han de ser remitidos al laboratorio de genética bioquímica. Si bien estas enfermedades tienen una baja incidencia poblacional, por su gravedad y progresión son de gran magnitud como problema de salud.

 Constituyen una causa de muerte prematura, severos trastornos neurológicos, retraso mental; dependencia de otras personas, institucionalización, pobre calidad de vida, gastos de salud elevados y como consecuencia cargas familiares, sociales y económicas. 

El diagnóstico preciso de las Enfermedades Lisosomales en edades tempranas de la vida es esencial para el éxito terapéutico específico (en los casos de estar disponibles) y para realizar un adecuado cuidado médico y psicosocial de los pacientes y su familia.

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