
Fiebre Tifoidea
La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa potencialmente mortal causada por la bacteria Salmonella typhi, que suele transmitirse por agua o alimentos contaminados.
La fiebre tifoidea es frecuente en entornos con saneamiento deficiente y sin agua potable. El acceso a agua salubre y saneamiento adecuado, la higiene de los manipuladores de alimentos y la vacunación son medidas eficaces para prevenir la enfermedad.
La urbanización y el cambio climático podrían incrementar la carga mundial de fiebre tifoidea. Además, la creciente resistencia a los antibióticos está facilitando su propagación entre la población de las ciudades superpobladas y en los sistemas de saneamiento y distribución de agua inadecuados o inundados.
Según las estimaciones, cada año enferman de fiebre tifoidea entre 11 y 20 millones de personas, de las cuales mueren entre 128.000 y 161.000.
Transmisión
El riesgo de fiebre tifoidea es mayor en poblaciones sin acceso a agua potable y saneamiento adecuado. El mayor riesgo corresponde a las comunidades pobres y los grupos vulnerables, entre ellos los niños.
Los pacientes pueden seguir siendo portadores de la bacteria después de la desaparición de los síntomas, lo cual significa que pueden transmitirla a otras personas a través de las heces.
Síntomas
S. typhi solo vive en el ser humano. Una vez ingerida, la bacteria se multiplica y pasa al torrente sanguíneo. Las personas con fiebre tifoidea pueden ser portadoras de la bacteria en la sangre y los intestinos. Los síntomas consisten en fiebre alta prolongada, cansancio, cefaleas, náuseas, dolor abdominal y estreñimiento o diarrea. Algunos pacientes presentan erupciones cutáneas. Los casos graves pueden complicarse seriamente y causar la muerte. La fiebre tifoidea puede confirmarse mediante análisis de sangre.
La fiebre tifoidea se trata con antibióticos, aunque la creciente resistencia a diferentes tipos de antibióticos hace que el tratamiento sea cada vez más complicado.
Prevención
Todos los viajeros a zonas endémicas corren el riesgo de contraer fiebre tifoidea, aunque dicho riesgo es generalmente bajo en centros turísticos y establecimientos con alto nivel de saneamiento e higiene de los alimentos. Se debe proponer la vacunación a quienes viajen a destinos donde el riesgo de fiebre tifoidea sea alto.
Los viajeros tienen riesgo si se exponen a niveles bajos de higiene con relación a la manipulación de los alimentos, el control de la calidad del agua de bebida y la eliminación de las aguas residuales. Incluso los viajeros que han sido vacunados tienen que tener cuidado en el consumo de agua y comida potencialmente contaminada, puesto que la vacuna no protege al 100%.
Las siguientes recomendaciones ayudan a garantizar la seguridad durante los viajes:
- Asegurarse una buena cocción de los alimentos y que siga estando caliente cuando se sirve.
- Evitar la leche y sus derivados sin hervir. Consumir leche pasteurizada o hervida.
- Evitar el hielo, a no ser que esté hecho con agua potable.
- Hervir el agua cuando se dude de su salubridad, y si no es posible, desinfectarla con desinfectantes fiables de liberación lenta, generalmente disponibles en las farmacias.
- Lavarse las manos correcta y frecuentemente con agua y jabón, sobre todo después del contacto con mascotas o animales de granja y después de ir al baño.
- Lavar bien y, de ser posible, pelar las frutas y hortalizas, sobre todo si se van a comer crudas.
Referencias:
- https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/77945/680120496_spa.pdf;jsessionid=B446B595C0B5BACEEFBFDCE3ABB6FECD?sequence=1
- https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/typhoid