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Hepatitis A

Es una enfermedad hepática causada por el virus de la hepatitis A. La enfermedad está estrechamente asociada a la falta de agua potable, un saneamiento deficiente y una mala higiene personal.
A diferencia de las hepatitis B y C, la hepatitis A no causa hepatopatía crónica y rara vez es mortal, pero puede causar síntomas debilitantes y hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda), que se asocia a una alta mortalidad.

La hepatitis A se presenta esporádicamente y en epidemias en el mundo entero, y tiende a reaparecer periódicamente. El virus de la hepatitis A es una de las causas más frecuentes de infección de transmisión alimentaria.

La enfermedad puede tener consecuencias económicas y sociales graves en las comunidades. Los pacientes pueden tardar semanas o meses en recuperarse y reanudar sus actividades laborales, escolares o cotidianas.

Transmisión

El virus de la hepatitis A (VHA) se transmite al ingerir alimentos o agua contaminados o por contacto directo con una persona infectada. En las familias esto puede ocurrir a través de la suciedad de las manos del miembro de la familia encargado de la preparación de los alimentos. Los brotes transmitidos por el agua, aunque infrecuentes, suelen estar relacionados con casos de contaminación por aguas residuales o de abastecimiento de agua insuficientemente tratada.

El virus también puede transmitirse por contacto físico estrecho con una persona infectada, pero no por contactos ocasionales.

Síntomas

El periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos 14–28 días. Los síntomas de la enfermedad tienen carácter moderado a grave y comprenden fiebre, malestar, pérdida de apetito, diarrea, náuseas, molestias abdominales, coloración oscura de la orina e ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica ocular). Los infectados no siempre presentan todos esos síntomas.

Los adultos desarrollan signos y síntomas con mayor frecuencia que los niños. La gravedad de la enfermedad, así como la mortalidad, aumentan con la edad. Los menores de seis años infectados no suelen tener síntomas apreciables, y solo el 10% muestra ictericia. Entre los niños mayores y los adultos la infección suele causar síntomas más graves, con ictericia en más del 70% de los casos. A veces la hepatitis A puede recidivar, es decir, una persona que acaba de recuperarse vuelve a caer enferma con otro episodio agudo, aunque posteriormente vuelve a recuperarse.

Los casos de hepatitis A son clínicamente indistinguibles de otros tipos de hepatitis virales agudas.

Prevención

La mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y la vacunación son las medidas más eficaces para combatir la hepatitis A.

La propagación de la enfermedad puede reducirse mediante sistemas adecuados de abastecimiento de agua potable, la eliminación apropiada de las aguas residuales, prácticas de higiene personal tales como el lavado regular de las manos con agua potable.

Hay vacunas seguras y eficaces para prevenir la hepatitis A y que brindan altos niveles protectores de anticuerpos.

Para obtener información sobre las vacunas relacionadas a esta enfermedad consulte aquí